viernes, 11 de enero de 2013

¿Un dilema ante los pronombres personales en una canción del Cancionero de Uppsala —o del Duc de Calàbria?


No me las amuestras más...
             No me las amuestres más...
                          No me los amuestres más.

Después del leer un artículo en el portal de música antigua en la red:
http://www.musicaantigua.com/riu-riu-chiu-anonimo-cancionero-de-uppsala-o-del-duque-de-calabria-s-xvi/ sobre el Cancionero de Uppsala (también conocido como del Duque de Calabria o de Venecia) en torno a la canción “Riu, Riu Chiu” y la polémica sobre las ediciones modernas de textos (musicales o literarios), proponemos otra curiosidad en la canción del mismo recopilatorio renacentista “No melas amuestras mas” (sic, según el facsímil de la edición de Scotto de 1556). Se trata de un villancico en forma de canon al unísono incluido en el apartado de “Villancicos a dos bozes” del Cancionero.


Ante las tres ediciones modernas que hemos consultado de la canción en forma de villancico “No melas amuestras mas”: la primera de Rafael Mitjana, la segunda de Jesús Bal y Gay y la más reciente de Maricarmen Gómez Muntané, nos quedamos ante la duda de, no cómo cantar esta canción, si no qué decir cuándo se canta. La ediciones de Mitjana y Muntané nos presentan este texto:

                              No me los amuestres más, 
                             Que me matarás.

                             Son tan lindos y tan bellos 
                             Que a todos matas con ellos, 
                             Y aunque muero yo por vellos 
                             No me los amuestres más, 
                             Que me matarás.

Seguro que se disfrutaría del placer de cantar estas canciones en los ambientes cortesanos del Renacimiento en donde, con juegos de palabras sepretendía el entretenimiento y la diversión, muchas de las veces desde la desmitificación del amor cancioneril que dio paso a una relación más humana, en donde ya se desvanece el medieval, trovadoresco e idílico amor cortés. Pensemos que para el caballero la mujer es ahora una dama, no una santa. Los textos cancioneriles, muchas veces llenos de ambigüedad y un constante juego, oscilan entre lo que se dice y lo que no se dice, o sea entre lo que realmente se desea: porqu’ el concluir desfaze lo qu’ el dessear abiva (Cancionero de Palacio, número 94), entre lo elevado y lo ínfimo.

Podríamos concluir aquí esta disertación a no ser que el musicólogo lucense Bal y Gay nos presentase otra versión del texto:

                             No me las amuestres más, 
                            Que me matarás.

                            Son tan lindas y tan bellas 
                            Que a todos matas con ellas, 
                            Y aunque muero yo por vellas 
                            No me las amuestres más, 
                            Que me matarás.

La versión de Bal y Gay se aproximaría más a las intenciones de Diego Sánchez de Badajoz (+1550) en un texto que incluye en su “Farsa del juego de cañas” en donde un pastor y una serrana cantan y bailan, mano con mano, este villancico:

                           No me las enseñes más, 
                          Que me matarás.

                          Estábase la monja en el monasterio 
                          Sus teticas blancas de so el velo negro. 
                          No me las enseñes más, 
                          Que me matarás.

Coincidiría también el título de este villancico con una canción extraviada del Cancionero de Palacio. En el folio 174, número 512 leemos en el índice: “No me las enseñes más”.

Cambiemos entonces el pronombre masculino por el femenino y con ello dejemos rienda suelta a la imaginación. ¿Qué hacemos entonces cuando cantamos esta canción? ¿Qué nos inspira el texto? ¿Qué carácter debemos imprimir para reflejar en música lo que las palabras proponen? Sólo nos queda recurrir a la edición de Scotto y ver si encontramos allí la respuesta a las interpretaciones que de este texto se han hecho en las ediciones modernas.

En el folio IIv encontramos la primera voz de este duo. En el folio IIIr la segunda voz. Ambos con unas pequeñas variantes. Dejemos entonces al lector para que saque sus propias conclusiones.


Podéis escuchar el villancico en la interpretación de Capella de Ministrers en nuestra página web:


Carles Magraner, enero 2013
















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